Todos tenemos una imagen mental de nosotros mismos, una idea sobre cómo somos en diferentes aspectos: físico, emocional, intelectual, profesional, etc. Esto es lo que se denomina autoconcepto.
El autoconcepto incluye un componente evaluativo, un juicio que hacemos sobre este. A esta parte evaluativa, la llamamos autoestima e incluye cosas tan fundamentales como que tan capaces nos sentimos de enfrentar los desafíos de la vida y si nos consideramos o no merecedores de algunas cosas, como el amor.
El autoconcepto puede coincidir o no con la idea que otros tienen sobre nosotros. Puede coincidir con la realidad o no. Cuanto más realista sea esta imagen que tenemos de nosotros mismos, más adecuada será nuestra interacción con nuestro entorno, mejor nos aceptaremos a nosotros mismos y más sólida será nuestra autoestima.
Se puede decir que la autoestima es esa emoción que sentimos, como consecuencia de la evaluación que hacemos de nuestro autoconcepto. Nos dice que tanto nos gusta o no, que tanto aceptamos o rechazamos esta autoimagen.
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¿Que implica una buena autoestima?
En primer lugar, una autoestima saludable es una autoestima basada en una imagen realista de uno mismo. Debe existir aceptación (no estar en guerra con las propias percepciones) y realismo.
Una persona con una autoestima saludable, no necesita de la aprobación de los demás, no se compara permanentemente con otros, se mantiene optimista frente a los desafíos, asume responsabilidades, puede mostrar sus sentimientos libremente, tiene mejores relaciones sociales y sabe aceptar y manejar las frustraciones.
La falta de autoestima, que realmente significa falta de una autoestima positiva o saludable, produce inseguridad. La persona puede desconfiar de sus propias capacidades y juicios, y por lo tanto evitar tomar decisiones. Necesita de la aprobación de los demás y suele tener una imagen distorsionada de sí mismo. Existe un sentimiento de inferioridad y timidez, y teme expresar sus sentimientos por miedo a no ser correspondida o rechazada.
Es posible fortalecer nuestra autoestima.
Como la autoestima es en cierta forma una “reputación” que tenemos frente a nosotros mismos, una baja estima puede estar indicando algunas áreas donde estamos traicionando nuestros propios intereses o valores.
El conocerse a uno mismo, y aceptarse, es un primer paso fundamental. Cuando entendemos cuales son los factores que están detrás de una mala evaluación de nosotros mismos podemos comenzar a cambiarlos. Esta es una de las primeras etapas en el trabajo, conocer las áreas problemáticas (cuales facetas de nuestra autoestima que es necesario trabajar), y explorar las ideas, creencias que están involucradas. También es importante conocer nuestras fortalezas, habilidades, facetas positivas, porque ayuda a lograr una autoimagen realista, que puede estar distorsionada cuando existe una autoestima baja.
La psicoterapia puede ser una gran ayuda en este cambio. Dado que la baja autoestima es un problema global, que afecta al funcionamiento general de la persona, el trabajo en el consultorio es un trabajo integral, atendiendo todos los aspectos que se ven afectados. Comienza con una etapa de conocimiento/exploración de los comportamientos, ideas, creencias y emociones, para luego pasar al aprendizaje y práctica de nuevas ideas, estrategias y comportamientos.
La terapia cognitiva-conductual (TCC) utiliza una variedad de estrategias y ejercicios para explorar las creencias personales y modificarlas cuando sea necesario, para que sean más realistas y adaptativas. De esta manera, una baja autoestima comienza a convertirse en una autoestima saludable, solida.
El enfoque de la TCC activo y dinámico, centrado en el logro de los objetivos pautados entre el paciente y el terapeuta. Es habitual que este realice “tareas” durante el tiempo entre sesiones, estas pueden ser trabajos de autoregistro (técnicas para conocer mejor sus patrones de pensamiento, por ej.) o llevar a la práctica nuevas estrategias que se discutieron previamente en la sesión. De esta manera el paciente trabaja activamente, con la guía del terapeuta, para el logro de sus metas.
Nuestra propuesta
El programa individual consta de una primera etapa. 3 sesiones de diagnóstico, informe, y otra parte del entrenamiento.
Lic. ZALDUA, Emanuel
Psicólogo Cognitivo Conductual | EMDR | Biorretroalimentación
Lic. BARALE, Martín
Psicólogo Cognitivo Conductual | Biorretroalimentación